domingo, 24 de marzo de 2013

La moral

"ESTUVE UNOS MESES TRABAJANDO MIENTRAS COBRABA EL PARO PARA PAGAR LA HIPOTECA"

A raíz de este secreto compartido inventé la siguiente historia que comparto con tod@s vosotros. Espero que la disfrutéis.

- Richard, el sábado hacemos fiesta en el jardín; ¿ llamo a Lolita para que nos ayude con el catering?

La voz de Carlota le llegó distorsionada por culpa de los aspersores y tuvo la sensación de que había sido producto de su mente. Parecía mentira que Carlota siguiera preparando fiestas en aquellos momentos, aunque era consciente de que ella no conocía la auténtica dimensión del problema. No sabía la verdad, además estaba convencido de que, si la supiese, lo dejaría plantado en ese mismo instante.
Hacía tiempo que sabía que su cobardía ante la vida le impedía tomar la decisión más sensata: dejarlo todo. ¡Cuánto se había quejado de lo mal remunerado que estaba su trabajo!, años de insatisfacción como trabajador en una oficina sin que le llegase nunca ese ascenso que tanto ansiaba. En los últimos meses, rumores, dimes y diretes, incluso alguna que otra traición,  jalonaban sus logros en vano para mantener el status del que gozaba.

Desde que la empresa había sido absorbida por los americanos, los ajustes no se habían hecho esperar. En su sección primero le tocó el turno a Rubén, no fue una sorpresa que cayera antes que nadie el becario. Pero, en apenas un par de meses, todos los demás cayeron como piezas de ajedrez. Roberto, Céspedes, Durán y ¡jaque mate! también él. Nunca olvidaría la sensación de angustia y vergüenza en la que quedó sumido. La tarde de Madrid se tornó cárdena y pesada, y como si la ciudad se aliara con sus sentimientos, la tromba de agua disimuló sus lágrimas camino del metro.
Carlota lo amaba por muchas cosas: por su fuerza de voluntad, porque permitía que ella tuviera todos los caprichos que deseaba y claro, por su preciosa vivienda adosada.

- ¡Ay, cielito!- le recordaba que le había dicho desnuda y acurrucada junto a él- ¡qué suerte tenemos de poder vivir aquí! No imagino mi vida en otro sitio.

Y con eso parecía olvidarse de otra noche más en la que había reinado el gatillazo. Desde que lo habían despedido, no había conseguido culminar con su mujer ni una sola noche. Era tal la angustia en la que vivía que no podía sortear ninguno de los envites a los que se había visto sometido. Y eso le empequeñecía aún más. Era consciente de que la verdad sería la excusa perfecta para que ella lo echara. 
Sabía que no soportaría otra humillación. 

El día en que Céspedes le propuso "aquello" un escalofrío le recorrió la espalda. Su rectitud, su sentido de lo ético, lo moral, aquellos principios en los que se basaban todo su código vital se desmoronaban como un castillo de naipes.
El azar lo había dejado en la calle, el azar le daba ahora otra oportunidad.

- Sí, cariño, llama a Lolita. Con ella éxito asegurado en el catering.

Mientras la besaba impúdico y le acariciaba levemente los pechos baja la bata de casa, notó como su hombría se enardecía de nuevo.
Carlota no lo sabía, pero él saldría mañana lunes como todos los días de semana a vender perritos calientes con la furgoneta de Céspedes mientras sellaba un nuevo mes de paro. La hipoteca estaba a salvo y él volvía a ser un hombre de nuevo.

Este post se lo dedico a mi primera lectora que está esperando esta publicación, porque ella siempre está ahí cuando la necesito. sin condiciones ni concesiones. Gracias.

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